Yo sé que los más afinados a la lectura de noticias del tipo/tono "amarillo" estaban a la expectativa, así que aquí espero deleitarlos con la siguiente foto en la cual el delantero Alejandro Demasi ha posado para las cámaras en compañia de una de las "voces de afuera" del Verde Cambalache, Gustavo CUCHARITA Adolfo Ciocca.
La imagen fue llegada a estas manos por un hombre quien dice haberla tomado el día martes pasado por la madrugada (ya entradito el miércoles) en el boliche Sunset de la localidad de Olivos. Éste mismo señor comentó también que el encuentro fotografiado se debía a "cuestiones personales". Se supone que esto tiene algún punto en común con el uso de la patria potestad hecha por parte del uruguayo Carlos Demasi para llevar a su hijo Alejandro a una clínica de rehabilitación en la República Dominicana muy similar a la que eligió Guillermo Coppola para el Diego en Cuba.
El fúlbo´ amater
Postulo que el (deporte) amateur es la representación sana y libre del (deporte) profesional. Que la profesionalización es, en general, el congelamiento de la creatividad, del abrirse camino; siendo el sendero cercado que nos permitirá acomodar esta actividad en la red de relaciones capitalistas, vender nuestra fuerza de trabajo como mercancía para ser contratado y participar en competencias deportivas detrás o bajo una institución o empresa. Aquí el flujo de relaciones del poder-hacer (LIBRE en el deporte), queda trastocado por la relación patrón-empleado del contrato establecido.
La exigencia por el resultado (propia de quien persigue la eficiencia de un emprendimiento en el cual ha invertido) en simetría con la sumisión de quien pende de un contrato y no quiere perder su trabajo concluyen en una relación deforme de poder y sometimiento, con gran trasfondo de intereses que muta -como decía- la disposición competitiva sana del deportista en competitiva violenta.
La exigencia por el resultado (propia de quien persigue la eficiencia de un emprendimiento en el cual ha invertido) en simetría con la sumisión de quien pende de un contrato y no quiere perder su trabajo concluyen en una relación deforme de poder y sometimiento, con gran trasfondo de intereses que muta -como decía- la disposición competitiva sana del deportista en competitiva violenta.
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