El fúlbo´ amater

Postulo que el (deporte) amateur es la representación sana y libre del (deporte) profesional. Que la profesionalización es, en general, el congelamiento de la creatividad, del abrirse camino; siendo el sendero cercado que nos permitirá acomodar esta actividad en la red de relaciones capitalistas, vender nuestra fuerza de trabajo como mercancía para ser contratado y participar en competencias deportivas detrás o bajo una institución o empresa. Aquí el flujo de relaciones del poder-hacer (LIBRE en el deporte), queda trastocado por la relación patrón-empleado del contrato establecido.
La exigencia por el resultado (propia de quien persigue la eficiencia de un emprendimiento en el cual ha invertido) en simetría con la sumisión de quien pende de un contrato y no quiere perder su trabajo concluyen en una relación deforme de poder y sometimiento, con gran trasfondo de intereses que muta -como decía- la disposición competitiva sana del deportista en competitiva violenta.

8 de agosto de 2007

Hoy, sobre el tapete: Un Verde Cambalache

Siempre con la firme dirección del ascenso al precio del esfuerzo y con el espíritu competitivo, sano y crítico con el que sabemos enmarcar a este conjunto, me convoco a insumir los minutos necesarios y permitirme hacer una lectura de lo que es, hasta hoy, la campaña 2007.



.I.



Conscientes todos del carácter auto-creador del hombre (y así de nuestros jugadores) y del patrón "movimiento", es que convenimos en que el equipo puede mejorar si así lo queremos, ¿No?.



Bien, hasta aquí podemos asentir con una mueca de aprobación esto que traigo, pero solo se quedará en refinadas palabras en busca de confort en un selecto círculo cultural-burgués, si no logro desbordar esto del campo metafísico y llevarlo a lo mundano.

Ya sabemos que decir, también hacia donde vamos...nos resta saber cómo lo vamos a hacer.



Concretamente se me ocurre que seriamos un mejor equipo si logramos canalizar nuestras ansias de victoria sobre nosotros y no sobre el rival o el juez. Con respecto al último, creo que debemos erradicar nuestra actitud para con él. Este hombre distinto de un juez del profesionalismo no enmascara parcialidad, no está seducido por sumas en dólares que lo inclinen y más aun, es quizás un padre de familia que disfruta y/o necesita dirigir un partido de sábado, helado, y a primera hora para sumarse $40. Este hombre además viene a postularse como juez de un juego que elegimos jugar. Viene a ser él quien dictamine en evidente subjetividad “lo que pasa”, viene a imponer su parecer y a eso jugamos con él.

Y aquí el punto clave, amigos: lo que nos parece que pasó en cualquier situación/jugada, simplemente no importa. No conscierne al juego, no le importa al juez y no le importa a ningún jugador durante lo que dure el partido ya que nos vamos a subordinar durante el partido a su criterio, no al nuestro o a lo que hemos visto que pasó “realmente”.



Distinto del fútbol que vemos hoy en la tele o en la cancha, contaminado por el resultadismo que excede, creo yo, los límites del fútbol. Somos jugadores sana y sumamente competitivos, por tanto amateurs. No es ejemplo el profesionalismo; cargado de miles de intereses que exceden lo deportivo y alteran de manera natural el hacer del deportista contratado o trabajador enajenado.

Mejor aún amigos, podemos simplemente: Jugar al Fútbol.


Matías Castro

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