Buen comienzo de año para los mejicanos. De manera justa vencieron al equipo de Gatoreit, con un sobresaliente desempeño del Pájaro Loco Schkolnik y aceptables actuaciones de las nuevas incorporaciones.
No siendo de la partida El Señor Espósito, pieza fundamental de la defensa, se desconocía la formación de la última de las líneas del equipo. Sin embargo, el buen sentido de la ubicación y la velocidad de juego por parte del improvisado último hombre, González Azcona [foto], hicieron olvidar la ausencia del futuro paisajista. Éste desplazamiento del DIÉ´ del equipo hacia la defensa central dio lugar a una nueva discusión; la de la selección de un jugador que ocupáse el carril derecho de la línea de cuatro defensores propuesta por el Verde Cambalache. Valientemente Patadita Dreyer se hizo cargo de la situación y del puesto vacante. ¿El resto del equipo? El ya conocido sin grandes cambios en su alineación, salvando el abandono de la defensa de tres por una compuesta por cuatro jugadores.
Sin haber ni siquiera tocado el balón, el golero Seligmann era simplemente espectador de un partido que se desarrollaba en campo contrario; Demasi ya había perdonado una vez mandando la pelota a la segunda cancha de paddle ubicada detrás del arco y el gol se avecinaba gracias al buen manejo de pelota en las conexiones entre defensores y mediocampistas. En el primer centro caído dentro del área cambalache el arquero despejo de puños y al siguiente envío, un rechazo/pase de Sáez habilitó al RASTA-GOL, quien desde la mitad de la cancha cabalgó controlando el balón hasta la salida del arquero rival. Edefinió el contrataque cruzando su remate con pierna derecha e impuso al Verde parcialmente en el resultado. Luego, ya entrando en los últimos minutos, una buena asistencia superó a la defensa cambalache y la velocidad de un delantero de Gatoreit le permitió a éste acceder a un mano a mano con el arquero, pero a la hora de definir falló (justo cuando Rovegno le tiraba la carrocería encima al borde del penal) y su disparo se fue alto y lejos, aunque no tanto como el de Demasi.
El partido se iba al entretiempo con total normalidad pero ciertas deslealtades por parte de jugadores de ámbos conjuntos alteraron el desarrollo de los últimos minutos de la primera etapa y nada mejor que elegir una refrescada ya cumplidos los 40 minutos antes que una gresca por motivos infantiles.
Una vez refrescada la calentura, los dos equipos volvieron al campo de juego. El Verde cambió de arquero (Ciocca por Seligmann) y dejó agotado en la sombra al gran Capitán Jack, que en realidad ya había sido sustituido por el debutante Super-Rata (post aparte) cuando restaban 5 minutos para llegar al entretiempo. Se debe además mencionar el debut en éste equipo de un jugador oriundo de las tierras de la caipirinha, las garotas (también los Garotos) y las favelas pero que, al no hacer declaraciones luego del partido, nada se sabe aún de su verdadero nombre. La cosa es que el carioca en cuestión ingresó en el arranque de la segunda mitad del encuentro y tomó un fallido remate de Matías Castro, aceleró en el momento exacto y a la hora de definir no fue nada egoísta ya que con un pase atrás le dejó el gol servido a Schklonik, quien solo tuvo que empujar el balón hacia la red. Ventaja de dos para el Verde y relax en cada uno de los once. Se cambió de sistema, volviendo a la línea de tres defensores utilizada durante el último año y el relax defensivo, en conjunto con la necesidad de Gatoreit por descontar, llevaron a los naranjas a lograr su cometido; desde el sector izquierdo del ataque llegó un pase en profundidad y el receptor del mismo solo tuvo que elevar levemente la pelota por sobre la salida en falso del arquero.
A pesar de haber sufrido el tanto en contra, los verdes trataron de estirar en dos nuevamente la ventaja y ésto llegó gracias a un pase de Demasi que recibió El Pájaro Loco; en plena corrida dejó en el suelo al arquero y antes del cierre del último hombre le dio un pase a la red poniendo al resultado en lo que luego serían las cifras definitivas del partido. Recién con el 3 a 1 se sintió el fuerte aluvión del equipo en desventaja; el amor propio y la insistencia del rival obligó al Verde a realizar el ingreso del RASTA-GOL (re-ingreso, perdón; porque El Dreadman había sido sustituido tras propinarle una patada sin pelota a un contrincante con el juego ya detenido por un foul que él había recibido por el jugador posteriormente agredido. No fue expulsado, sólo fue enviado a la sombra a enfríar la calentura. Personalmente se comprende la reacción por la violencia del foul recibido, aunque bajo ningún punto de vista se la justifica). El detalle del cambio hecho es que no entró a cubrir su habitual posición de centrodelantero sino que se ubicó al lado de González Azcona formando con él la dupla de defensores centrales. Con esto, los laterales aprovecharon a recuperar aire ya que era el recientemente ingresado quien, sin cumplir la común labor de un defensor central, subía y bajaba con cada jugada en los últimos minutos.
Finalmente, una vez cumplido el tiempo pre-establecido se decidió terminar el partido para que éste finalizara sin ningún herido y sin potenciar las discusiones que se venían agravando por distintos fallos.
Para destacar...
*El constante apoyo brindado desde fuera del campo de juego por Nicopercu y El Rifle Rud, el (¿ex?) jugador del Verde.
*El sobresaliente desempeño ya dicho del Pájaro Loco Schkolnik.
El fúlbo´ amater
Postulo que el (deporte) amateur es la representación sana y libre del (deporte) profesional. Que la profesionalización es, en general, el congelamiento de la creatividad, del abrirse camino; siendo el sendero cercado que nos permitirá acomodar esta actividad en la red de relaciones capitalistas, vender nuestra fuerza de trabajo como mercancía para ser contratado y participar en competencias deportivas detrás o bajo una institución o empresa. Aquí el flujo de relaciones del poder-hacer (LIBRE en el deporte), queda trastocado por la relación patrón-empleado del contrato establecido.
La exigencia por el resultado (propia de quien persigue la eficiencia de un emprendimiento en el cual ha invertido) en simetría con la sumisión de quien pende de un contrato y no quiere perder su trabajo concluyen en una relación deforme de poder y sometimiento, con gran trasfondo de intereses que muta -como decía- la disposición competitiva sana del deportista en competitiva violenta.
La exigencia por el resultado (propia de quien persigue la eficiencia de un emprendimiento en el cual ha invertido) en simetría con la sumisión de quien pende de un contrato y no quiere perder su trabajo concluyen en una relación deforme de poder y sometimiento, con gran trasfondo de intereses que muta -como decía- la disposición competitiva sana del deportista en competitiva violenta.
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